miércoles, 22 de febrero de 2017

19/02/17: MARATÓN DE SEVILLA: 3 MESES Y 3H13´ PARA LLEGAR A LA FELICIDAD

Antes de nada decir que hablo de deporte. No leer esto como si de una guía en busca de la felicidad se tratase. Este ha sido mi método, se recomienda a los lectores no seguirlo, puede no funcionar. También quiero avisar de que, como bien es sabido, al terminar una prueba tan exigente al cuerpo le falta glucosa, con lo cual voy a dotar al relato de altas dosis del azucarado elemento. Y será largo, así que una vez sentadas las bases, podéis seguir leyendo bajo vuestra responsabilidad. El objetivo es que os pongáis en la piel de quien escribe y seáis capaces de sentir algo mientras leéis de lo que yo sentí mientras corría. Como reza el titulo, el relato se compone de dos partes, una más corta, la de 3 meses, y otra más larga, la de 3h13´. Qué contradicción ¿no? Abróchense los cinturones que allá vamos. 


3 MESES

El camino hacía la felicidad empecé a recorrerlo en el mes de noviembre, cuando las ganas de correr un maratón afloraron en mi interior. El primer paso lo dio mi cartera, no sin tambalearse, al pagar la inscripción a la Maratón de Sevilla el 1 de diciembre. Claro que mi cartera no tiene vida propia y no es capaz de dar pasos ella sola, necesitó el empujón de Mikel Merlo, mi amigo, mi hermano, al que era más fácil decirle que me apuntaba a la carrera que aguantarlo día tras día. Así fue cómo tomé el sendero de la felicidad.

En ese sendero había dificultades. No os penséis que el camino de la felicidad está lleno de rosas y de unicornios. Porque no es así. Me costó tres meses recorrer la larga línea recta de ese sendero lleno de días lluviosos, de días con viento y frío, de madrugones y de pereza, de series largas y cortas, de tiradas suaves y de tiradas largas. Por suerte no de lesiones, conseguí evitarlas. En ese sendero fueron importantes todos aquellos que me ayudaron a recorrerlo, sólo hubiera sido más difícil. Habéis sido tantos que con miedo de olvidar a alguno, diré que los miembros de "Series Serias" me habéis acompañado en casi la totalidad de los aproximadamente 650km que tenía el sendero y que me hizo llegar a Sevilla. Gracias, de verdad.


3H13´ 

En la capital hispalense estaba yo, mirando hacía atrás y preguntándome si ese sendero que acababa de abandonar era realmente el sendero que me acercaba a la felicidad, porque si algo caracterizaba a ese sendero era que carecía de señales y carteles que indicasen a dónde me dirigía. Pero mis sensaciones me decían que había recorrido el camino correcto, todos los entrenamientos habían salido. A algunos les oiréis decir que la felicidad ya es el camino que recorres, yo discrepo. Para mí la cosecha no es lo mismo que su recogida. Si cosechas bien y no recoges vaya gaita. Para eso no arrimo el hombro o no agacho el lomo, como queráis. Intentando mirar atrás lo menos posible, cuando miré al frente estaba ya uniformado con mis mejores galas de conquistador en un tumulto de gente bajo un cartel que rezaba: "Zurich Maratón de Sevilla. Salida". Al menos este camino si está marcado, pensé. Como buen conquistador, al menos en apariencia, tenía trazado un plan en mi mente para encontrarme con la felicidad. Esto no conviene dejarlo al azar que los 42k195m son muy puñeteros. Se dividía en tres partes, pero yo os lo contaré en cuatro. En resumen, tenía 3h15´ (4.37´/km) para llegar a la felicidad. Parece que no me iba a esperar más y si no llegaba en tiempo se marcharía. Puntualidad andaluza.


1ª parte: Ir a un ritmo más lento que el global de la carrera. 
El plan de conquista decía que los primeros 10K debía ir tranquilo, mirando el paisaje y guardando fuerzas para lo siguiente. A partir de ahí debía subir el ritmo y mantenerlo constante hasta el 30K para entonces echar el resto hasta el final. Tres partes, tal y como lo había entrenado. Como os he dicho, al final fueron cuatro. Resulta que esta parte, la primera, la que a priori iba a ser la más fácil fue la que más a disgusto recorrí. No acababa de encontrar mi ritmo de carrera e iba constantemente a tirones frenando porque sabiendo que la felicidad no me iba a esperar yo me aceleraba. El resultado de esto fue que, en mi afán por no acelerarme, me frené más de lo debido. Pasé por la media maratón en 1h38´37´´ (4.40´/km), un minuto más lento de lo planeado. Aún así la Torre del Oro, la Maestranza y la Macarena me habían mirado imponentes. Creo que sabían que llegaría. 


2ª parte: O aceleras o la felicidad se va con otro. 
De buen conquistador es saber variar un plan sobre la marcha. Me lo quisieron poner difícil pero yo que iba engalanado para la cita con la felicidad, no podía permitirme el lujo de haber ido hasta allí para no llegar a mi cita a tiempo. Ese minuto perdido en la primera parte habría que recuperarlo en la segunda o no llegaría. Sin volverme loco, comencé a ganarle segundos al reloj. Fueron los kilómetros comprendidos entre la media maratón y el 27K cuando me dí cuenta de que iba a llegar a tiempo. En esta parte rodé entre 4.25 y 4.30. Barrio del Nervión. Ramón Sánchez-Pizjuán. El arrebato.


3ª parte: Me siento fuerte. Estoy disfrutando. Le doy caña hasta donde llegue. 
Pues eso, el arrebato. Llega un momento en el que si vas a conquistar hay que ir a por todas y echar el resto. Ese momento llegó en el 27K. Había rodado los últimos seis kilómetros muy cómodo, con muchas fuerzas y mucha seguridad. Por fin había empezado a disfrutar y quise que ese disfrute fuese a más. Sin pensarlo en exceso decidí ir a por todas, subir el ritmo y ver hasta dónde era capaz de llegar. Me habían hablado que en esta zona del recorrido en busca de la felicidad tuviese cuidado. También estaba en Sevilla. Yo lo conocí en París. Debe ser un apasionado del turismo. Algo así como el típico personaje celoso que no quiere que seas feliz. El hombre del mazo que construye muros invisibles. Ni rastro de él. No lo vi, igual huyó de mí sabiendo que no me iba a molestar. Yo iba muy fuerte y eso seguro que le amedrentó. Conseguí realizar los kilómetros comprendidos entre el 27 y el 34 a una media de 4.21´/km. 


4ª parte. Cuando corres con la cabeza y el corazón. 
O para que no quede tan fino, cuando le echas huevos y a pesar de sufrir y estar cansado, sigues y sigues, corriendo con los huevos. Tras dejar atrás el Benito Villamarín, en el 35K me adentré en los jardines de María Luisa. Comenzaba la parte más bonita del recorrido cuando se agotaban las fuerzas. Bonita mezcla. A decir verdad no es que estuviese agonizando, simplemente no podía mantener esa media de 4.21´/km por más tiempo. Pero toda batalla tiene que tener su parte épica y si coincide con el paso por la Plaza de España con más razón aún. Me encantó esta parte que a mucha gente no le gusta, para mí fue precioso correr por ahí, sobre todo por la cantidad de público que hay animando. La hora se acercaba y no quería dejar pasar la oportunidad de mi cita con ella. Zona céntrica sevillana, la Giralda presume orgullosa de mi labor, sonrío por dentro, por fuera aprieto los dientes. La calzada se estrecha al más puro estilo Tour de Francia gracias al apoyo de la gente hasta adentrarnos en la Alameda de Hércules. Con ese nombre nada puede salir mal, salvo la tentación de parar al pasar por delante del apartamento en el que me alojaba. Abandoné la orilla este del Guadalquivir para al paso por el puente de La Barqueta llegar al 40K en 3h03´10´´ luchando por acercarme al ritmo de 4.30´/km. Como veis, iba a llegar a mi cita. Yo lo sabía y empecé a alegrarme luchando por ir más rápido del ritmo que no quería superar de 4.40´/km. Empecé a sentirme como un niño, no por tener zapatos nuevos, sino porque estaba impaciente por llegar. Como esa ansía de algo que no llega, como ese antojo de embarazada que tiene que ser ya. Yo quería llegar ya. Y entré en el estadio olímpico de La Cartuja. Y allí estaba ella esperando. La felicidad. Ni siquiera me esperó en la meta. Me cogió de la mano y me acompañó en la vuelta al tartán para cruzar conmigo la meta en 3h13´18´´ (4.34´/km) . Posición 1592 de 10143 finalistas.


Tres meses y 3h13´ para poder sentir esa sensación. No sé si voy a saber explicarlo bien. Fue como una liberación. El poder decir que lo logré. El resultado de largos meses de entrenamiento. El quitarme una espina clavada y poner el listón donde debía estar. La tranquilidad del trabajo bien hecho. La recompensa. La felicidad hecha medalla. 


Mereció la pena sin duda. Cuando me preguntan que por qué corro, la respuesta sería por días como este. Para muchos esto sólo será una carrera, qué ganas de sufrir dirán, pero para mí es una prueba más de que puedo con todo, de que no hay reto que se me resista si lo preparo como es debido. Corro porque me hace feliz. Aunque llore.


Datos técnicos de carrera:

- 1ª 1/2 Maratón: 01:38:37 (4.40´/km) --- Posición 2349
- 2ª 1/2 Maratón: 01:34:41 (4.29´/km) 
-Tiempo total:     03:13:18 (4.34´/km) --- Posición final 1592

Agradecimientos:

- A los que madrugasteis para seguirme a través de la app Runloc, emocionante. 

- A todos los que me escribisteis algún mensaje de ánimo antes de la carrera y a todos los que me escribisteis felicitándome por lo conseguido. De verdad que son muy importantes todas esas muestras de cariño. 

- A Mikel, Frisko, Txutxin y Alberto: impresionante el fin de semana que hemos vivido en Sevilla. Muchas risas y todos con el deber cumplido. Un placer señores.

- A Miguel y Richi: por las concentraciones y charlas técnicas de la reunión de los viernes. La siguiente es con vosotros. 

- A María José: por saber dar en la tecla siempre y activar ese punto de motivación necesario. Y por disfrutar de mi éxito tanto como si fuera tuyo.


Hoy más que nunca...

CORRER TE HACE FUERTE

4 comentarios:

  1. Espectacular, me has hecho volver al lugar y hacer mío ese sufrimiento y trabajo.. Eres un maestro, es un jodido lujo compartir todas estas locuras. Sigue igual hermano

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    1. Lo mismo digo compañero. Brutal tu carrera también. Seguimos escribiendo páginas...

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  2. Mi cita es en Agosto en Ciudad de Mexico y seguro que me has hecho sentir que debo llegar puntual.

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    1. Muchas suerte en tu aventura Jonas. Un placer llegar tan lejos.

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